Una escena de película me lleva a recordar aquella penitencia a la que reté a mis fotos. Por mentir. Por ser trozos reales de vidas pasadas. Por seguir plasmando así, tan intrépida y pavorosamente, esa edad y esa felicidad, ese momento, que se extinguio sin que me diera cuenta, que transcurrió ignorando que se convertía en pasado. Será el presente el que acusa semejantes convicciones? será el dolor de la pérdida, de aquello irreparable quién juzga de farsante aquellas imágenes por no estar hoy en mis días?.
Y es que pienso por un momento que las fotos, la televisión y los libros podrían caminar el mismo camino. Tan solo la foto es la más tirana, la televisión la más vívida mentirosa, la más exitista, necesita ser intensamente dramática e intensamente emotiva, necesita venderse, necesita de tus ojos para existir. Igual que los libros. Necesitan de tu mirada. Pero los libros, los libros si necesitan un capitulo aparte. Y aún más. Es el más grande del camino. Es el que merece los premios. Es con el que me quedo aunque sea el que menos elijo. Los libros necesitan de tus ojos y de tus manos pero tambien necesitan de tu creatividad y de tus sentidos, necesitan de tu experiencia para enriquecerse, de silencio y dedicación exclusiva para ser disfrurados hasta en sus comas, necesitan atención y concentración. Y te llevan. Te llevan también por lugares emotivos. Pero son mas genuinos. Porque nos interpelan, porque nos incluyen aunque no sea su intención hacerlo. "Per se" nuestra subjetividad esta más puramente convocada. No es el sesgo de la imágen y el brillo, el sonido y los colores, los que inducen a tus sentidos. Son tus recuerdos, son tus vivencias, son incluso todos los otros libros que leíste, incluso, todas las películas y las fotos que viviste, quienes hacen de esa historia la historia que vos leíste.
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