29 julio, 2019

No hay mal que por bien no venga

Amo manejar en ruta. Mas aún si tu destino son unos días de playa con tus hijos, pero esta vez un fuerte y progresivo dolor de cabeza no me dejaba disfrutarlo, el dolor se extendía en un adormecimiento extraño, que venía desde adentro y me obligaba a  luchar con mi respiración para mantenerme al volante, atenta. Al llegar al fin, me detuve a conseguir un analgesico y a lo que siguió un sueño de dos horas que me permitió volver en mi. Yo? Siesta? Si yo no duermo!... la tarde transcurrió acomodando y asentandonos en lo que sería nuestro hogar por unos pocos días, con suspicacia y no muy a gusto con el lugar desplegaba mi potencial de transformarlo en un sitio donde poder pasar lindos momentos de juegos de dados y mates. Al llegar la hora de ir a la cama y después de las lecturas de libritos y piyamas comenzé a sentir un olor extraño, olor a quemado. Seguí mi olfato entre miedo y obligada por el instinto de averiguar de que se trataba. Me asomé a la escalera con intención de bajar hacia la cocina, pero al solo asomarme vi una nube de humo gris enrarecido y el olor de plastico quemado aumentaba. Le avisé a mi mamá que casi entraba en sueño, y ella, siempre valiente bajo sin dudar los escalones salteando más de uno, atras la seguía yo, como secundando esos pasos para abrir otros y encontar en la urgencia acciones correctas. El celular, los bomberos, número 100, las llaves del auto, los nenes, el perro, mi cartera y después de unas cuantas maniobras salió el auto por ese pasillo estrecho, intentaba mantener la calma pero había empezado el fuego y mientras pedía la ayuda de los bomberos era conciente que mis hijos me escuchaban y no podía controlar el miedo, pánico de que sucediera lo peor. Quería salir a salvo. Abrí ese porton que tanto me costó al entrar, en menos de medio segundo, con la fuerza de quién sabe de donde proviene ....pero ahií, casi con una sola mano y mi cuerpo entero lo deslizé y salí con el auto. Adentro los 5. A salvo. Llegaron dos dotaciones de bomberos y resolvieron el asunto. No así a mi estómago ni a mi sueño, ni a mi tranquilidad, ni a mi busqueda de calma. Ahora espero unas horas de sueño agradeciendo que nada grave ocurrió. Que estamos todos bien y que no habrá mal que por bien no venga ! 

28 julio, 2019

"... Y que Dios te bendiga..."

Bajé a ese pequeño y preciado espacio llamado playa. Un extenso mar acaricia ondulando la orilla de una pequeña extención de arena. A pasos de haber hundido mis pies en esa superficie, no demoró en llegar mi asombro. Tan solo unos segundos y unos pocos metros fueron suficientes para despertar todos mis sentidos. Miles de voces se tapaban unas a otras. Una peregrinación de vendedores ambulantes recitaban a viva voz su trofeo, y entre las miles de sombrillas se intercambiaban unos a otros un ..."Que Dios lo bendiga...". Se paseaban por delante de las cientos de personas cosas de diferente clase y tipo.
"... Churros, agua mineral, pareos, vestidos, anteojos, relojes, medialunas con dulce de leche, torta frita y pan casero. Musculosas, gorros, super panchos, wafles, licuados, choclos, pochoclos, pulseritas, pañuelos, cds, helado- helado, enselada de frutas. Chipa,  cubanitos, barquillos, fundas para celular, agua caliente, barriletes, tortilla a la parrilla, balde, palitas, pelotas y coladores de arena....
Todos parecían que podían cambiar de lado. Hoy sentados haciendo torres de arena y mañana empujando ese carrito. No hay lados. Los tatuajes a la altura del corazón con los nombres de su madre, hijos, o algún santo, música sonando en parlantes, cumbia que llena el silencio y se choca con la del vecino, lonas y sandalias perdidas, canchas y pelotas superpuestas. Todos intentando sobrevivir. Vivir a pesar de todo, vivir por sobre la injusticia y la desigualdad. Si al fin de cuentas la felicidad es un lugar al que llegar sin razón de juzgarla por el cómo. Dá igual si la reposera tiene una o cuatro posiciones, si a tu lado tenés quien te comparta un mate y a tus hijos riendo a carcajadas. Por eso podemos seguir cada cual con lo que puede y deseandole al prógimo
"que Dios te bendiga"...

27 julio, 2019

Guardapolvo blanco.

Estudié medicina con el entusiasmo adolescente, con apetito de saber, con mi guardapolvo balnco radiante de ilusión.
Recuerdo tan fresco aún, ese primer día en que entrabamos a la sala de anatomía, la mirada de mis compañeras, que era la misma que la mía, llena de miedo y de entusiasmo, con los guantes y el bisturi en el bolsillo de aquel uniforme que nos quedaba grande peeo que nos daba el semblante de aquello que deseabas y que aún era añoranza. Y ahí estabas en la escena cual médico queriendo curar, anhelando saber para aliviar, crecer, llegar con la imaginación a lugares maravillosos de que tu profesión sería algún día garantía de un buen vivir, y de un día a día de satisfacción por hacer lo que te gusta. Elegí una profesión maravillosa y apasionante, quizá un poco más lejos de la medicina del cuerpo anatómico y mucho más cerca del cuerpo que logramos armar desde nuestra historia, más cerca de los sentimientos y de las verdaderas causas que originan el padecimiento. Más cerca de eso. Pero el ejercicio de esta fascinante profesión se hace insoportable. Tan lejos de poder llevarla adelante con las condiciones mínimas para hacerlo, se vuelve ineficaz, obstaculizado, insostenible. Desde el lugar de trabajo que amenaza con desaparecer y al que hay que defender como al título mismo de tu saber, luchando contra los agujeros del sistema de salud que no responden cuando alguien necesita otro tipo de intervención que excede la que vos podes brindar desde tu lugar. El padecimiento de los más vulnerables de toda la sociedad, atravezados por la pobreza más cruda, no sólo la económica que los sucumbe a vivir en pensiones inhumanas con colchones pelados y agujereados sobre el piso con apenas una manta, sobreviviendo con roedores, suciedad, hambre y baños sin luz. Aún más, la carencia de familia, de amor, de un otro que no tienen y que nunca tuvieron. Así uno se encuentra pensando en como ayudarlo desde otros ámbitos e intervenciones que en general se alejan de la clínica misma. Y un sistema donde falta la capacitación en salud mental lo complica todo aún más. Como soportarlo? Me pregunto. La remuneración por tu trabajo se equipara a la de un comerciante o administrativo, que sin desmerecerlos, terminan su horario laboral y regresan a casa. Uno regresa con los cientos de pacientes en la cabeza y las posibles complicaciones de su salud dado todo lo que los atravieza desfavorablemnete. Con demandas incanzables, preocupaciones y responsabilidades. Tan solo las mañanas de lunes a viernes teñidas de esta realidad me hace el día entero mas pesado y triste. Ni siquiera el salario alcanza para tu propia vida ni para estimular tu voluntad y entusiasmo.
Me pregunto donde quedaron esas ilusiones y pienso que aún soy afortunada. Podría cambiar el rumbo de mi profesión. Yo si puedo hacerlo, pero no sin saber que hay miles de personas que no podrán en esta argentina cambiar su realidad, y eso va conmigo como una mochila llena de pena, de compromiso y de responsabilidad. 

26 julio, 2019

Como en la tela de una araña

Como cuesta entender desde adentro de la tela araña que uno esta enredado. Que estás atrapado. Que te perdes en los laberintos de los hilos que algunas vez supieron refugiarte. Que alguna vez fuiste parte de ese entramado desde tu propia creación. Y de repente se hace tan insoportable permanecer allí, perdido, entrampado, sos parte de eso y poco a poco el malestar y tu propio desarrollo te llevan a salirte, y a la distancia la trampa sigue creciendo ahora con más veneno por la necedad. Por la falta de recursos. Y vos te alejas de ahí sin poder irte del todo. Y sufris distinto, porque el veneno es más ácido que antes y se desparrama sobre los tuyos, sobre tus entrañas. Y tenes que contarlo a todos. Dar tu trestimonio significa recordar, y cuando uno cree haberlo elaborado y haberlo superado, una vez y otra vez más te encontras explicando y dando detalles de lo que quisieras olvidar. Te aferras a tu proceso como un trofeo pero hace falta agarrarlo fuerte para que no se te olvide, porque cada vez que tenés que demostrar lo que viviste, lo que aún vivis en sus efectos, genera desgaste, dolor y padeces. Significa hacer presente la angustia de lo que ya no querés y de lo que creiste haber terminado. Sin embargo como el veneno se desparrama sin aviso te encontras reviviendo el horror. No queres estar ahí y sin embargo hace falta que estes ahí, hace falta que recuerdes, que traigas a tu memoria cada injusticia, cada golpe, cada angustia, para intentar ser justos con los inocentes, con los que también sufren como vos, desde distintos lugares. Cada disparo que recibiste y creías haberlo sorteado. Pero no. No se termina. Psicólogos propios, agenos, técnicos, abogados, psiquíatras, juezes, asesores, directores de colegio, clubes de deportes, padres, compañeros de trabajo, amores, familia, amigos, todos necesitan entender de que se trata tu sufrimiento que atravieza tus días de los que son parte. A veces un simple titular que engloba a muchos logra alejarte de la particularidad de tu propio trauma y sintetiza el asunto y muchas veces te requiere este volver a caminar por la telaraña sintiendo los hilos en tu garganta y tragando el veneno que te descompone. 

Ella que no soy yo

Ella, que no soy yo, tiene una certeza. La vida es incierta y más aún la muerte. Un solo objetivo. Disfrazado. Pero yo podía verlo muy claramente. Quizá porque yo tenga algo de ella necesité decir "... ella, que no soy yo...".
Me recibió en su casa de fin de semana, su camioneta dormía a la sombra de ese porch de diseño moderno. Un pasillo aireoso y sin techo conducía hacia el interior de la casa . Una cocina escondida bajo un mueble. Una cocina escondida? Que extraño. Justo la cocina es un rincón tan lindo de una casa, porque taparlo? Porque enterrarlo bajo esas maderas macizas de color cedro?. Todo lucía impoluto, cada objeto era hermoso y tenía su justo lugar. Todo era precioso y confortable. Luminoso, espacioso, hasta el pasto era de revista, daban ganas de besarlo con las plantas de los pies. Parecía no faltar nada. Además la semana se atajaba en un tres ambientes de un hermoso y codiciado barrio porteño. Ella podía no estar preocupada por su actual situación de desempleo. Sólo dijo parecerle "incómodo". Su deseo de elaborar historias en novelas y libros podía desarrollarse sin ninguna perturbación.
 No parece vacilar. La certeza le colmo todas las dudas. No sé si es feliz. Tampoco pude verlo en ella. Estaba calma. Estaba en paz. Se olía triunfo de haber alcanzado lo que quería. Eso es todo. No fue el amor lo que sació sus dudas ni su existencia, es sino el modo en que ahora pueda sobrellevarla. Está bien. No está mal. Fue ver la vida por esa ventana que a veces anhelo. Pero que no falte el amor. Si el amor intenta cubrir algo de nuestra falta, y si falta la falta, me saturo de nada. 

25 julio, 2019

Imágenes leídas.

Una escena de película me lleva a recordar aquella penitencia a la que reté a mis fotos. Por mentir. Por ser trozos reales de vidas pasadas. Por seguir plasmando así, tan intrépida y pavorosamente, esa edad y esa felicidad, ese momento, que se extinguio sin que me diera cuenta, que transcurrió ignorando que se convertía en pasado. Será el presente el que acusa semejantes convicciones? será el dolor de la pérdida, de aquello irreparable quién juzga de farsante aquellas imágenes por no estar hoy en mis días?.
Y es que pienso por un momento que las fotos, la televisión y los libros podrían caminar el mismo camino. Tan solo la foto es la más tirana, la televisión la más vívida mentirosa, la más exitista, necesita ser intensamente dramática e intensamente emotiva, necesita venderse, necesita de tus ojos para existir. Igual que los libros. Necesitan de tu mirada. Pero los libros, los libros si necesitan un capitulo aparte. Y aún más. Es el más grande del camino. Es el que merece los premios. Es con el que me quedo aunque sea el que menos elijo. Los libros necesitan de tus ojos y de tus manos pero tambien necesitan de tu creatividad y de tus sentidos, necesitan de tu experiencia para enriquecerse, de silencio y dedicación exclusiva para ser disfrurados hasta en sus comas, necesitan atención y concentración. Y te llevan. Te llevan también por lugares emotivos. Pero son mas genuinos. Porque nos interpelan, porque nos incluyen aunque no sea su intención hacerlo. "Per se" nuestra subjetividad esta más puramente convocada. No es el sesgo de la imágen y el brillo, el sonido y los colores, los que inducen a tus sentidos. Son tus recuerdos, son tus vivencias, son incluso todos los otros libros que leíste, incluso, todas las películas y las fotos que viviste, quienes hacen de esa historia la historia que vos leíste.