08 junio, 2022

Hilo rojo


Todo se iluminó de rojo, hasta el hilo imperceptible que nos une.

Ese mismo que por momentos se vuelve invisible o desaparece, se esconde. 

En las escalinatas del estadio, tu presencia y la mía se tensaban, 

se volvía perceptible el hilo que nos une más allá del tiempo, 

 burlándose de los años, detenido en  el pasado, desafiando al presente. 

Podía verte en el minúsculo espacio que quedaba libre entre la gente.

 Entre el ángulo del brazo y la cintura de quien nos separaba por un escalón. 

Me hablé a mi misma todo el tiempo, intentando imponer la certeza absurda de que no te importo. 

Que ya soy un mal recuerdo, un lugar al que no queres volver. 

Y peleaban dentro mío lo que te supongo y de lo que, terca, quisiera convencerte. 

 Insistía en frases autodirigidas  "no quiere, no te quiere, ya se fue, sos pasado".

Y sonaba en el escenario tu voz recitandome palabras de amor.  

Quizá te acuerdes  de nuestros recuerdos, pero no quieras acordarte 

y seguro entonces, estaras mirando la guitarra del cantante, los acordes, los arreglos.

 Todo teñido de rojo. 

Rojo sangre, rojo de amor, rojo divino, rojo que se hizo blanco y silencio,

 que se trasformo en bullicio de la muchedumbre dejando el estadio. 

Yéndose a casa, volviendo al refugio. 

Blanco invisible que desvanecio el hilo tan pronto y tan eterno como tu indiferencia ambigua.

 Blanco y Frío.


Te vas.


Me voy. 

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